Se trata de un trastorno del sueño más común de lo que se cree, seguramente todos hemos tenido noches en las que nos cuesta trabajo conciliar el sueño, sin embargo, cuando esto ocurre de manera recurrente se le puede llamar insomnio.
Síntomas
El principal síntoma de este malestar es la dificultad para “quedarse dormido”, pero hay otras señales que nos indican que lo padecemos, por ejemplo:
- No mantener un sueño constante, es decir, durante la noche nos despertamos repentinamente en varias ocasiones.
- No alcanzar un sueño profundo, es a lo que coloquialmente llamamos “tener el sueño ligero”, esto es perjudicial pues durante el sueño profundo es cuando el cuerpo logra un estado de verdadero descanso.
- Dormir poco tiempo, si bien el mínimo de horas recomendadas para dormir es entre 6 y 7, existen casos en los que no se llega a mantener el sueño más que un par de horas y después es imposible conciliarlo de nuevo.
Consecuencias
El insomnio puede tener consecuencias graves, algunos de ellos son: la disminución de nuestra energía y vitalidad durante el día, la alteración del estado de ánimo, encarece el rendimiento en las actividades diarias, nos provoca ansiedad y la preocupación de cómo solucionarlo se vuelve un pensamiento constante; en general afecta la calidad de vida.
Causas
Podemos empezar por diferenciar dos tipos de insomnio, por un lado, está el insomnio agudo, es el que se experimenta a corto plazo, dura algunos días o semanas y tiene una estrecha relación con el estrés generado por alguna situación en específico.
El segundo tipo es el crónico, es aquel cuya duración se prolonga más de un mes y por ende sus consecuencias son más severas, este tiene tres orígenes principales:
- Malos hábitos
Se refiere a malas prácticas durante el día que dificultan tener sueño durante la noche, por ejemplo, tener un horario irregular para acostarse, siestas durante el día, poca actividad física, mala alimentación, entre otros.